Gründe (y 6)

Sentido

 

La lectura continuada de necrológicas proporciona cierta conciencia moral: la ilusión de ver la propia vida al fin con un sentido, una coherencia narrativa, hecha de necesidades internas, de elementos que han estado, estuvieron, aparecieron allí porque así lo requería una intención última, entonces oscura y ahora ya desocultada. Y el deseo –tan narcisista- del aprecio ajeno, de los demás, en su esfuerzo por vislumbrar, reconstituir ese sentido una vez uno ausente. Y la vida, por fin hecha objeto prensible, apresada en una forma pétrea, inmóvil, funeraria.

La dirección, observada desde el instante final: ver la forma del dibujo, una vez terminado. Aguardar, espectador de uno mismo, desde el alivio que da el tiempo ya sin futuro, sin posibilidades, el solo tiempo.

Comienzo

Arranca la historia nueva, comienza, creando, poco a poco, la invisible ligazón entre los elementos que la forman. Una primera imagen, un rostro apenas, que comenzará a decir o hacer, irá avanzando sobre el vacío, lo todavía no dicho, mientras construye la apariencia, la representación de un mundo precario, cimentado en esas oscuras y frágiles relaciones mutuas. Se levanta, se pone en pie el decorado, colores y paisajes, y ahora las acciones ante ellos: vectores y signos, que irán construyendo su necesidad: todo será, después, un breve monumento al sentido, una fatigosa recreación –ahora ordenada y, por tanto, deforme, infiel- del mundo. Así, la ficción.

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